El Centro Educativo Complementario es caracterizado como institución de enseñanza y cuidado. Aludiendo a su disposición para acercar a los alumnos al saber socialmente valorado, pero sin descuidar el bagaje de saberes y acerbo cultural de los que son portadores los niños y jóvenes que concurren a él. Asimismo, los aspectos socio-afectivos tranversalizan sus prácticas, y por ello, la referencia como institución “de cuidado”.
Haciendo hincapié en estos dos aspectos, no podemos descuidar nuestra responsabilidad sobre las trayectorias educativas del alumnado; garantizando que las mismas sean continuas y completas, y que preparen a los alumnos para vivir en sociedades más complejas” (Flavia Terigi). Desde esta óptica, el
C.E.C. cumple una función bisagra entre la realidad escolar y la realidad sociocultural de los niños y jóvenes que asisten a él. En otras palabras, es el mediador entre la trayectoria real del alumno y la trayectoria teórica[1]. El C.E.C. con sus agrupamientos, el uso del espacio y tiempo flexibles, su propuesta curricular diversificada asienta las condiciones para respetar las trayectorias reales de los alumnos y establecer propuestas acordes a ellas.
En base a lo anteriormente presentado, cabe destacar la importancia del trabajo áulico respetando la individualidad de los alumnos dentro del espacio de “lo grupal”, es decir, establecer propuestas que respeten la diversidad y la grupalidad en base a intereses comunes y problemáticas compartidas. Dentro de este contexto, cabe destacar la importancia de brindar un espacio diferente al “escolar” pero adecuado a sus requerimientos, para ello, el C.E.C. se propone establecer espacios propicios para acceder al saber desde una perspectiva diferente a la tradicional.
[1]Mg. Flavia Terigi: “Las cronologías de aprendizaje: un concepto para pensar las trayectorias escolares”: “ …Si fuera por las trayectorias teóricas, si fuera por lo que establecen las leyes de obligatoriedad, si fuera por lo que establecen nuestros supuestos pedagógico-didácticos, deberían pasar ciertas cosas…”, “…La trayectoria teórica implica ingresar a tiempo, permanecer, avanzar un grado por año y aprender…”; En cambio, las trayectorias reales son las que verdaderamente transitan nuestros alumnos, con ingreso tardío, repitencia, “sobre edad”… Lo que no se encuadra dentro de las reglamentaciones establecidas en las escuelas graduadas…”
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