Nuestro colega se inserta en el Uruguay, para descubrir escuelas innovadoras, en esta oportunidad se acercó al liceo Jubilar. “Un liceo (del lat. "Lyceum", gr. "Lykeion") es un centro de enseñanza, generalmente institucionalizado dentro del sistema de educación media de muchos países, aunque también puede designar asociaciones culturales de índole diversa…” En este caso, “el Jubilar” nace ante la demanda de una comunidad necesitada de una institución de educación secundaria para los adolescentes del barrio.
En su página oficial, nos cuentan
“… El Liceo Jubilar Juan Pablo II, surge a instancias de los mismos vecinos del barrio ante la dificultad de sus hijos adolescentes para poder continuar sus estudios una vez finalizada su educación primaria. Los niños salen de clases superpobladas, ingresan al liceo con un gran déficit y suelen abandonar, por una conjunción de problemas:
• Trabajo infantil y adolescente: es común que repitan en primer año, cuando esto sucede, en general se ven “obligados” -por la misma realidad- a salir a colaborar con la economía de la casa
• Falta de seguridad: especialmente las mujeres, deben ser acompañadas por sus madres a las paradas de mañana temprano, lo mismo para esperarlos, si regresan cuando ya oscureció
• Gran distancia de los otros liceos: “distancia que no sólo es de kilómetros, sino de cultura, de vida, de ropa, de costumbres” (1)
• Faltas: “las faltas también son usuales: porque el hermano menor se enfermó y alguien tiene que cuidarlo, porque el padre está ocupado y no puede acompañar a la chica a la parada y varios porqués más…”
Este sueño fue asumido por la comunidad parroquial de la zona “Gruta de Lourdes”. Cuando comienza su episcopado en nuestra diócesis, el Arzobispo Mons. Nicolás Cotugno, realiza una visita a las distintas comunidades, especialmente en las zonas periféricas. Al visitar esta Comunidad, escuchó el reclamo de sus integrantes y su necesidad de generar ese espacio de formación en la zona. Esto se vio como una necesidad tan importante, que fue asumido como símbolo de solidaridad de la Arquidiócesis. Su gestión ante organismos internacionales, permitió la construcción e implementación del local.
Este camino fue acompañado por el compromiso de su comunidad, esto se ve reflejado en el esfuerzo conjunto y mancomunado.
“…Durante el primer año de funcionamiento el gasto era mínimo, ya que los docentes eran todos voluntarios, lo cual hacía de la labor y del espíritu de la obra algo emblemático.
En el 2002, el Uruguay sufrió una gran crisis económica que llevó a que los docentes voluntarios no pudieran seguir en ese régimen ya que el sostenimiento de sus presupuestos familiares y personales les llevó a no poder disponer de tiempo libre…”Actualmente las fuentes de financiamiento del Liceo Jubilar son las siguientes:
· Aporte de los Padrinos institucionales, empresas y colaboraciones puntuales
· Donaciones: se destinan a los fines específicos y puntuales para los que fueron recibidas.
· Venta de elaboraciones y producciones de los alumnos: en varias ocasiones los estudiantes realizan actividades productivas y generan iniciativas orientadas a financiar actividades educativas específicas y eventuales (campamentos, salidas didácticas, paseos).
· Contribuciones de las familias: las familias realizan un aporte económico mínimo y simbólico y participan en comisiones de padres para el mantenimiento y mejoras de las instalaciones del Liceo.
Los aspectos antes mencionados constituyen una real comunidad educativa y de aprendizaje, la designo como real porque las familias y alumnos participan de la vida de la institución, ellos la sostienen, construyen y reconstruyen.
El equipo de think1.tv, ha editado una entrevista con el director del Jubilar Gonzalo Aemilius. De la misma, extraje algunas citas que me parecieron interesantes compartir con ustedes, ya que reflejan la vida institucional del Jubilar:
En el jubilar, “El centro no es el alumno, el centro no es el docente, el centro es la familia…” Si queremos escolarizar al chico, tenemos que escolarizar a la familia…” “Las familias del liceo están armadas en comisiones…”
Quiero rescatar esta cita, ya que me parece esencial volver a responsabilizar a la familia de su mandato original, volver la mirada hacia la familia, reinventar el vínculo familia-hijo-escuela. Gonzalo Aemilius nos dice “…Volver a generar vinculo, confianza y volver a creer uno en el otro…”
En su articulo, Hernando se pregunta ¿Qué es lo que ocurre en el jubilar para obtener una mejoría muy significativa de resultados académicos y una vinculación emocional muy positiva con el centro? (Deserción del 0% del año 2005 al 2012, así como un descenso significativo de la repetición, que fue del 16% al 0% del 2005 al 2009).La respuesta es que se trata de una auténtica comunidad educativa caracterizada en 4 grandes rasgos:
1. La relación con el jubilar se crea en base a la participación de todos los miembros de la comunidad en la medida de sus posibilidades y en cercanía con sus necesidades y la cotidianidad que les rodea. Todos cuentan con un papel, un rol que les une a la comunidad y que de no estar cada uno de ellos ocupándolo, no podría llevarse a cabo. La comprensión del proyecto jubilar se logra gracias a la acción, a la participación. Por eso no se cuenta el proyecto educativo en un folleto que se entrega al principio de curso, sino que se construye de forma participada. Por ejemplo, existen diferentes talleres para todos los padres, desde alfabetización a organización del centro, o apoyo en las labores de limpieza; los ex-alumnos cuentan con un programa de acompañamiento para seguir vinculados en la comunidad y de este modo, la vida diaria del entorno gira alrededor de la comunidad educativa en constante revitalización.
2. Los alumnos son los principales responsables de su proceso de escolarización y aunque se les reciba y despida con un beso, que nadie se engañe, establecen acuerdos personales de aprendizaje con sus profesores creando objetivos de distinta duración en todo el curso. Acuerdos que se firman y crean recorridos y carreras académicas que dibujan proyectos vitales. La responsabilidad del aprendizaje se devuelve al alumno quien adquiere la autonomía de saber cuál es su rol como aprendiz en la comunidad y cómo usar su tiempo en un centro dispuesto en la comunidad a lo largo de todo el día.
3. En esta misma línea, la programación curricular del jubilar se ha hecho siguiendo los estándares de las competencias básicas, buscando una metodología que haga vivo el aprendizaje y los acuerdos que los alumnos se comprometen a alcanzar en su carrera personal; así se intercalan horas de trabajo en clase con trabajo en grupos y estudio personal, en un horario y modelo de agrupación flexible organizado según los acuerdos de aprendizaje de alumnos y profesores, que son la base del tiempo en la comunidad, creando un jubilar nuevo cada año y no obligando a los alumnos a seguir el molde del centro. El liceo se reinventa en virtud de sus protagonistas.
4. El jubilar es un centro abierto, un modelo de comunidad que transpira con su entorno cercano en el espacio y también en el tiempo. La escuela se convierte así en un lugar de encuentro, socialización y aprendizaje donde adquiere características situacionales propias de las plazas y otros hitos centrales del mapa vivencial y geográfico de la zona. En los contenidos curriculares se presentan dilemas y casos de la realidad inmediato y se utilizan horas de acción social y voluntariado dentro del propio barrio, que se convierte en más comunidad del jubilar que propiamente, barrio. Al mismo tiempo, el centro cuenta con diferentes turnos de talleres y escolarización para padres y alumnos, en un horario completo de día, dando la posibilidad de crear un modelo de comunidad expandida donde los alumnos eligen actividades extraescolares ingeniosamente organizadas en relación con contenidos del currículo.
Me gustaría rescatar las palabras de Hernando al enfatizar que toda comunidad de aprendizaje resulta innovadora al mejorar las dos variables hermanas: la calidad de la acción pedagógica, por un lado, y la integración de todos los alumnos en la mejora de sus resultados y proyectos vitales, en el otro.
En síntesis el Jubilar propone:
· Reconocer al alumno como sujetos integrales, y en virtud a ello adopta una postura interaccionista que entiende necesaria la complementariedad entre lo académico, lo psicológico, lo socio – cultural y lo espiritual,
· El centro es la familia, y por ello, la propuesta gira entorna a ella, este punto me parece esencial, ya que las responsabilidades son devueltas a cada protagonista dentro de la comunidad de aprendizaje. Pero dichas responsabilidades se encuentran bien delimitadas, por ejemplo, como pre-requisito de admisión el alumno debe contar con la presencia de un adulto responsable, quien a su vez, participa de la vida del jubilar en los talleres de alfabetización, de informática, en las comisiones de padres que se ocupan de realizar trabajos para el barrio y la institución, así como de programas y proyectos en los cuales se ven implicados. Aprender 21, lo explica de la siguiente manera:
“El Jubilar es un liceo privado, católico y gratuito. Sin cuota alguna, los padres colaboran con lo que pueden y eso significa que lo hacen con mayor beneficio para la comunidad desde las comisiones de apoyo, limpieza y acompañamiento en las salidas, o en las clases y talleres de escolarización de adultos. Porque esto es también el Jubilar, un centro de alfabetización de las familias de los adultos, seguimiento personalizado del ritmo de aprendizaje, talleres de implicación efectiva en las tareas escolares y de administración del centro, acuerdos personales con cada alumno de las evaluaciones y objetivos que va a alcanzar este curso, pastoral, espacio de permanencia y acompañamiento de ex-alumnos, proyecto belén para mejorar las condiciones habitacionales de la zona…”
· Los alumnos participan y se comprometen al ser responsabilizados por sus aprendizajes, es un “dar vuelta”, el aprendizaje no se basa en la responsabilidad del docente quien debe explicar porque un alumno no cumplió con los objetivos previstos, sino más bien el alumno es quien se plantea los objetivos y se autoexplica porque no ha podido alcanzarlos. Un proceso de metacognición que en las escuelas argentinas parece perdido. Bajo esta premisa el jubilar les propone a sus alumnos, las materias obligatorias por el ministerio de la nación y diversos talleres obligatorios (técnicas e estudio, huerta, apoyo liceal, recreación) u optativos (belleza integral, electricidad, deportes como rugby, fútbol, hockey, grupo de maratón, manualidades y artesanías, guitarra, coro, teatro, animación, informática, programa de Empresas Juveniles DESEM). Y cuenta con otras actividades que se sostienen por los propios alumnos tales como campamentos, retiros y convivencias, paseos y salidas didácticas.
El liceo jubilar es esto y mucho más. A los fines de conocer otras propuestas realice una síntesis más o menos completa, remarcando los aspectos posibles de replicar en nuestros centros educativos. Asimismo, estas propuestas no se agotan en esta síntesis, seguramente hay mucho en lo que no profundicé, tanto en los saludos y vínculos diarios dentro de la institución (los alumnos ingresan y son saludados con un beso al igual que al momento de despedida), como en la explicación de proyectos de impacto comunitarios como el proyecto belén o el programa de empresas juveniles. Sin embargo, el fin de esta publicación es despertar nuestro espíritu emprendedor y el deseo de aprender e investigar, para ello les dejo los enlaces para profundizar sobre esta publicación. Y los desafío a escribirme sobre sus experiencias en relación a la formación de vínculos con la familia.
Fuentes:
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